INDIGNADO ACTIVISTA, REBELDE SOLAR Y RADICALMENTE DEMOCRÁTICO

sábado, 15 de mayo de 2021

Si 20 años no es nada, 10 años del #15M aún lo son menos.

 

El primer escalón quizás, de un cambio estructural en la sociedad, que sin duda se desarrolla más lentamente de lo necesario fue el 15M.

La pandemia quizás acelere el paso sobre algunos de esos cambios, y sin duda la #EmergenciaClimática nos exhortará a culminarlos en tiempo récord, antes de salga la pantalla de "game over".

Crecer indefinidamente como claúsula estructural, es sin duda una locura inalcanzable, de la que pronto veremos sus primeras secuelas, la falta de petróleo para atender la renovada demanda post pandemia, y por ende la subida de precios energéticos por doquier, que alcanzará a todo lo que se produce, ya sean alimentos, calzado, ropa, internet o TV en línea, además de convertir los desplazamientos en vehículos privados en una actividad al alcance de muy pocos.

Decrecer ya lo venimos haciendo desde 2008, lo que no hemos sabido hacer es acomodar nuestras sociedades a esta realidad, frustrando y generando dolor a cientos de miles de personas, que no alcanzan a vivir dignamente, aún teniendo empleo, con esos trabajos de sueldos míseros que no son capaces de estirarse para pagar las facturas de lo imprescindible.

Vivir en decrecimiento no debería ser un concepto doloroso, sino al contrario, vivir mejor con menos es no sólo posible sino deseable, para la salud de las personas, del planeta, y de las sociedades.

Transitar desde la confrontación a la cooperación es deseable, relocalizar empleos en la cercanía de tu comarca, ayuda a tejer redes de conocimiento mutuo, relacionarte más y mejor con tus vecinos o amigos, y pasar más tiempo con tu familia repartiendo empleos en jornadas de 32 horas, es saludable para mente y espíritu.

Otro modelo es posible, otra manera de gestionar capital y tiempo es necesario, acaparar recursos es propio de otros tiempos, no de un siglo XXI donde los problemas se multiplican, porque el marco en el que se trabaja ya no ofrece soluciones reales a los problemas reales de la gente.

#15M2011, donde empezó a gestarse el cambio de marco, donde empecé mi activismo político.



miércoles, 19 de agosto de 2020

TIENES DERECHO AL BONO SOCIAL TÉRMICO, PERO AÚN NO LO SABES

(Artículo publicado en La Voz del Sur el 9 de julio de 2020) 


Quizás hayas oído hablar del Bono Social Térmico, (no confundir con el Bono Social Eléctrico), aunque lo más seguro es que no. 

De hecho la administración competente para el pago a los perceptores, la Junta de Andalucía, de manera automática y sin solicitudes previas, tampoco ha oído hablar de ello, y la mayoría de las respuestas dan traslado de los engorrosos trámites necesarios para solicitar el Bono Social Eléctrico. 

Intentaré ofrecer un poco de luz realizando una serie de preguntas. 

¿Qué es el Bono Social Térmico?

Es un programa de ayudas del Ministerio para la Transición Ecológica, que compensa los gastos térmicos ocasionados a los consumidores más vulnerables por el uso de la calefacción y el agua caliente o cocina, independientemente de cual sea la fuente de energía utilizada. 

¿Cuándo se crea?

Ha sido creado en el art. 5 del Real Decreto-ley 15/2018, de 5 de octubre, de medidas urgentes para la transición energética y la protección de los consumidores con el fin de complementar la ayuda percibida en concepto de Bono Social Eléctrico por los consumidores vulnerables.

¿Quién tiene el derecho a cobrarlo?

Todos aquellos consumidores de energía eléctrica que sean beneficiarios del Bono Social Eléctrico a 31 de diciembre del año anterior.

De tal forma el Real Decreto-ley desarrolla que las comercializadoras de referencia (en Andalucía, Endesa) deberán remitir al Ministerio para la Transición Ecológica antes del 15 de enero de cada año, un listado de su clientela que sea beneficiaria del bono social eléctrico a fecha de 31 de diciembre del año anterior.

¿Cuándo se cobra?

El Real Decreto-ley indica que el pago de las ayudas por la Comunidad Autónoma será realizado en una única transferencia, durante el primer trimestre del año, y de manera automática, a todas las personas del listado enviado por Endesa en la cuenta corriente donde efectúan el pago del recibo de luz.

 ¿Cuánto se cobra?

Se han establecido 6 zonas climáticas diferentes en España, y dependiendo de la zona en que se resida, y del grado de vulnerabilidad adquirido en el Bono Social Eléctrico, la ayuda varía entre 25€ y 123,94€

(Aquí puedes saber cuál es tu zona climática: http://www.bonotermico.gob.es/#beneficios) 

 

Cuantía del Bono Social Térmico

Ayuda económica

Condición

Zona climática

25 €

Vulnerable

Alfa

40 €

V. severo o en riesgo de exclusión

Alfa

29 €

Vulnerable

A

46,40 €

V. severo o en riesgo de exclusión

A

37,68 €

Vulnerable

B

60,29 €

V. severo o en riesgo de exclusión

B

49,84 €

Vulnerable

C

79,74 €

V. severo o en riesgo de exclusión

C

67,56 €

Vulnerable

D

108,10 €

V. severo o en riesgo de exclusión

D

77,46 €

Vulnerable

E

123, 94 €

V. severo o en riesgo de exclusión

E

 

¿Cómo se encuentra el pago del Bono Social Térmico de 2019?

En el año 2019, para facilitar el cobro, fue el propio Ministerio de Transición Ecológica el que tramitó esta ayuda del Bono Social Térmico, y así como indicaba en su página, en el mes de abril 2019 se informaría por carta a los perceptores de la ayuda (http://www.bonotermico.gob.es/#como)

Sin embargo fueron decenas de miles los que nunca llegaron a recibir dicha misiva, de tal forma que el propio gobierno acudió al BOE como salida a la falta de pago de la ayuda de esas decenas de miles de usuarios con el derecho adquirido, publicando en el BOE de 18 noviembre 2019 un listado con los DNI de las personas con derecho al Bono Social Térmico, que eran todas aquellas que tenían el Bono Social Eléctrico a 31 diciembre 2018.

A día de hoy 9 de julio 2020, son miles las que aún no han recibido dicha ayuda, estando en espera que el Ministerio de Transición Ecológica disponga de fondos para transferir el derecho adquirido, ¡Un año y cuatro meses de retraso y sumando!

¿Y el pago del año 2020?

A pesar de que parezca imposible, la situación puede ir siempre a peor.

Dado que tras el primer año de instauración del Bono Social Térmico, las competencias del pago corresponden a las Comunidades Autónomas, el que suscribe puede dar fe que en Andalucía se desconoce el proceso de pago a día de hoy, a pesar de que debería haberse hecho efectivo antes de 31 de marzo 2020 a todas aquellas personas que tuviesen el Bono Social Eléctrico a 31 de diciembre de 2019.

Puesto en contacto con el Jefe del Servicio de Industria, Energía y Minas de la Delegación del Gobierno en Cádiz de la Consejería de Hacienda, Industria y Energía de la Junta de Andalucía, señor Carlos López González, con la propia Consejería de Industria y Energía, con la Consejería de Hacienda, con la Tesorería General de Hacienda, con la Agencia Andaluza de la Energía, todos tienen una respuesta en común, “es usted la primera persona que pregunta por el Bono Social Térmico, aquí no sabemos nada de eso”.

Puede incluso resultar aún más rocambolesco, por ello les regalo un apunte final a las personas que hayan llegado hasta aquí.

Puesto en contacto con el departamento de la Junta de Andalucía encargado de resolver y asesorar sobre las dudas en materia de consumo, Consumo Responde, obtuve la misma respuesta anterior sobre el desconocimiento del Bono Social Térmico, y me sugirieron contactar con Endesa para resolverlo ¿?

Tras leer a la persona interlocutora lo que en su propia página indica la Junta de Andalucía (aquí enlace https://www.consumoresponde.es/art%C3%ADculos/el_bono_social_termico ) y poner una reclamación, 20 días después volvemos a la casilla de salida, dado que la respuesta dada por Consumo Responde es que “En este sentido es la Consejería de Hacienda, Industria y Energía el órgano competente”.

Si tienes derecho al BONO SOCIAL TÉRMICO, pero aún no lo sabes, no te preocupes, perteneces al 99%, pero yo que tu iría reclamando tu derecho ante la Consejería de Hacienda, Industria y Energía de la Junta de Andalucía, que es el órgano competente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 13 de agosto de 2020

417 (No te pierdas el cuento al final)

(Artículo publicado en La Voz del Sur el 18 de junio de 2020)

En los últimos años la aceleración de los niveles de concentración de Co2 en la atmósfera aumenta, y en mayo 2020 se alcanzó el máximo histórico al llegar a las 417 partículas por millón. En 1958 era de 315, en 1990 se alcanzaron las 350, umbral considerado por la comunidad científica como el punto de inflexión en el que se rompe la estabilidad climática actual.

¿Esto qué significa? ¿Por qué ocurre? ¿Es mucho o poco 417? ¿Qué se puede hacer?

Trataremos de dar repuesta a estas preguntas.

Desde el Plioceno no se alcanzaban estas cifras, era que tuvo lugar  hace, entre 3 y 5 millones de años, sin presencia del homo sapiens en la misma. En el Plioceno los niveles medios del mar se encontraban 25 metros por encima del actual debido a la descongelación de los polos, las temperaturas medias estaban 4 grados por encima de las actuales, existían estaciones, dándose en verano una práctica fusión total del hielo polar, y en invierno una extensión del hielo similar a la del verano actual, y tuvo lugar la desaparición de bosques y sabanas debido al clima árido y seco por todo el planeta. 

Hace millones de años, fenómenos naturales dieron lugar a la subida de la concentración de Co2 en la atmósfera, hoy día el fenómeno se llama Homo sapiens. El ser humano ha conseguido en apenas unas décadas lo que la Tierra hizo en miles de años, la quema de combustibles fósiles unida a la pérdida de la cubierta vegetal hace que la Tierra y sus seres vivos no sean capaces de absorber y retener todo el CO2 que emitimos.

El ser humano ha sido capaz de enviar sondas, y estudiar todos los planetas del sistema solar y muchas de sus lunas, pero nuestro próximo destino va camino de encontrar otro planeta mucho antes de lo que pensamos, la Tierra del Plioceno.

La única posibilidad de que no continúe aumentando el nivel de Co2 en la atmósfera y por tanto acercarnos al punto de no retorno del cambio climático, pasa por reducir de forma drástica las emisiones de gases de efecto invernadero que las actividades humanas emiten, para lo cual, las prioridades de esta gran transición ecológica y justa, se plantean desde Verdes EQUO a través de estos hitos fundamentales, en un Plan de Reconstrucción Verde: 

•Un Plan de Choque por la Movilidad Sostenible, con un fondo estatal extraordinario para el transporte público, el uso masivo de la bicicleta y la movilidad peatonal, cuyo objetivo es abandonar la venta de coches con motor de combustión en una década.

•Una transición agroecológica del campo, con una producción y consumo relocalizado y resiliente, que ponga en el centro a los y las agricultoras, la naturaleza y la soberanía alimentaria.

•La aprobación de una Ley Estatal de Emergencia Climática que alinee la reducción de gases de efecto invernadero en base a la ciencia y el Acuerdo de París: al menos 55% de reducción para 2030 y neutralidad climática para 2040.

• Cambio de modelo de turismo, desde el actual basado en el low cost y la cantidad, hacia otro basado en la calidad y la sostenibilidad.

• Un plan de reindustrialización verde y la rehabilitación masiva de edificios y viviendas que las haga más eficientes energéticamente.

• Recuperación de la Inversión y el gasto publico en sanidad y educación previos a la crisis de 2008 y aprobación de una Ley integral para un estado de los cuidados, con especial atención al envejecimiento poblacional, la dependencia y las familias.

Este nuevo rumbo podría generar más de 400.000 empleos netos/año de media, cubriendo la pérdida de puestos de trabajo en los sectores insostenibles y en paralelo proponemos una Renta Básica de Emergencia para todas las personas residentes, con base individual y de una cuantía de un 1% superior al umbral de pobreza, que a medio plazo se transforme en Renta Básica Universal. Además, proponemos reducir la jornada laboral sin pérdida de salario a 32 horas semanales o semana laboral de 4 días. 

Para financiar este reto, necesitamos un plan de inversión que movilice a nivel europeo hasta 5 billones de euros en los próximos 12 años. Para ello, es necesaria una financiación europea con una combinación de eurobonos (por valor de al menos 1 billón de euros) y nuevos ingresos de la UE provenientes de nuevos impuestos ambientales , contribuciones de las multinacionales particularmente del sector digital y del financiero (como el Impuesto a las Transacciones Financieras) y la creación de una tasa COVID19, de carácter puntual, a las empresas que hayan mejorado sus beneficios durante la crisis y a las personas con rentas superiores a los 80.000 euros, así como una moratoria en las grandes infraestructuras y la eliminación de los subsidios a las energías fósiles. 

Querido lector, si has llegado hasta aquí, varias de las preguntas te habrán quedado resueltas, pero falta una respuesta, ¿Es mucho o poco 417?

Si has leído atentamente, las condiciones del planeta con similares condiciones eran muy diferentes hace millones de años, por tanto te preguntarás: ¿por qué aún no se ha llegado a ese punto? ¿Cuándo ocurrirá?, preguntas que responderé con este relato: 

Érase una vez un hormiguero, las hormigas trabajaban sin descanso en turnos agotadores para aumentar el tamaño del hormiguero. Salían de su habitación para llegar caminando al lugar donde dejaron el trabajo el día anterior, abrían nuevos canales en el subsuelo, generaban nuevas habitaciones para las siguientes generaciones, todo a mano, todos los días, sin descanso, y luego caminaban a su habitación para descansar lo justo y reponer fuerzas para hacer lo mismo el día siguiente.

En una de las generaciones siguientes nació una hormiga muy sabia, construyó una máquina que permitía desplazarse por los carriles del hormiguero a las hormigas a toda velocidad. Así llegaban antes y sin esfuerzo al lugar de construcción de nuevas galerías, con lo que su productividad aumentaba a la vez que disminuía su horario laboral, podían volver a su habitación del hormiguero rápidamente al terminar sus labores. Esto les proporcionaba tiempo libre, y el hormiguero duplico, triplico, cuadriplicó enseguida su población. Pero esto no suponía ningún problema, gracias a la máquina se desplazaban a toda velocidad pudiendo aumentar exponencialmente el tamaño del hormiguero para acoger a las nuevas generaciones de hormigas que se multiplicaban.

La máquina era maravillosa, sólo tenía una pega, emitía gotitas de agua que se iban pegando en los techos de barro de las galerías mientras se desplazaba por el hormiguero, pero eso a nadie le importaba viendo los beneficios que aportaba en la calidad de vida de las hormigas, nunca habían sido tan felices antes.

Pasaron varias generaciones, el hormiguero era ya enorme, y nació otra hormiga sabia, matemática. Se dispuso a calcular cuantas gotitas de agua por centímetro de techo de barro, era capaz de aguantar la galería sin derrumbarse, y descubrió el número, 427, también calculó la media de gotitas que ya estaban adheridas a la estructura, tras años de uso de las máquinas, ¡¡417!!

Salió corriendo para avisar de sus estudios a la hormiga reina, a sus compañeras de trabajo, incluso reunió a todo el hormiguero una tarde de descanso para contarles sus hallazgos, la única respuesta que encontró fue “llevamos toda la vida desplazándonos con estas máquinas, y nunca ha pasado nada”.

Nadie escuchó, no le hicieron caso, algunos incluso se mofaban de él, pobre loco decían, hasta que pocos años después, al llegar a las 427 gotitas por centímetro en el techo, todo el hormiguero se derrumbó, colapsó, y reinó el silencio…

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 18 de julio de 2020

DESINFECTAR, EN CIERTOS CASOS ES DESTRUIR


(Artículo publicado en La Voz del Sur el 4 de junio de 2020)

A continuación difundo en mi blog un artículo que junto a otros muchos, además de notas de prensa publicadas por colectivos ecologistas, ha logrado al menos hasta ahora, que la desinfección prevista en la zona litoral, no se haya producido, o al menos, no tengo noticias de ello.

DESINFECTAR, EN CIERTOS CASOS ES DESTRUIR

El próximo lunes día 8 de junio, quizás la deseada fase 3 se convierta en realidad en Andalucía, al menos en seis de sus provincias parece casi seguro, y con dicha fase en la desescalada, los desplazamientos desde el interior hacia la costa, entre provincias, e incluso quizás entre autonomías limítrofes que pasen a la vez a la misma fase, aumenten considerablemente, aunque seguramente no llegue a cifras de pasados ejercicios.

Ya se puede hacer uso de las playas para el paseo, baño y esparcimiento, cuestión que tanto tiempo llevan esperando tantas personas que no viven en las localidades del litoral andaluz.

Por tanto resulta imprescindible realizar un repaso de lo que diferentes organismos han ido comentando en sus informes, y adecuar el uso de las playas para mantener la salud y seguridad de las personas en su uso, a la vez que preservar el ecosistema y medio ambiente marino, porque a veces se nos olvida que el litoral es un ente vivo, no un decorado ni un parque temático al que podemos poner alfombras, remover cimientos, y darle una mano de pintura si se desconcha.

En primer lugar es palmario que deberán respetarse las medidas de seguridad e higiene establecidas por las autoridades sanitarias para la prevención del COVID-19, en particular las relativas al mantenimiento de una distancia mínima de seguridad de al menos cuatro metros entre los usuarios, mantener dentro de dicho perímetro de seguridad todos los objetos personales y toallas, evitando el contacto con el resto de usuarios, aumentar la periodicidad de limpieza e higiene del mobiliario público y aseos, y todo el resto de medidas anunciadas.

Hasta aquí todo dentro la desescalada hacia la “nueva normalidad”, pero el 18 de mayo la Junta de Andalucía va un paso más allá y encomienda a los Ayuntamientos a través del Decreto-ley 13/2020, que desinfecten a diario los arenales playeros del litoral.

Parece, dada la redacción del Decreto-Ley, que los responsables políticos andaluces no han tenido a bien leer el informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud), en el que explicaban que 

“no se recomienda el rociado o la fumigación de espacios exteriores, como calles o mercados, para matar al virus causante de la COVID-19 u otros patógenos, pues la acción del desinfectante se ve anulada por la suciedad, y ni siquiera en ausencia de materias orgánicas, es poco probable que el rociado químico cubra correctamente todas las superficies durante el tiempo de contacto necesario para desactivar a los agentes patógenos”.

añade la OMS que dicha desinfección puede afectar a la salud:

“Además, las calles y las veredas no están consideradas reservorios de infección de la COVID-19, rociar desinfectante incluso en el exterior, puede ser peligroso para la salud humana”.

Por tanto si la desinfección fumigando espacios urbanos, no es efectiva contra el virus, y además puede ser perjudicial para la salud humana, peor aún será desinfectar el litoral, al afectar muy seriamente a toda la biodiversidad que contiene.

Y más aún, leyendo el informe del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) de 5 de mayo sobre la transmisión del SARS-CoV-2 en playas y piscinas, quedan claras tres cuestiones, la mínima posibilidad de contagio del virus a través del agua del mar o la arena de la playa, la recomendación de no desinfectar los suelos de espacios naturales, y por el contrario, la preocupación de este organismo por la transmisión del virus a través de las aguas fecales.

El resumen y recomendaciones del informe del CSIC aclara que:

1.- La principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 en playas, ríos, lagos y piscinas es a través de secreciones respiratorias que se generan con la tos y los estornudos y el contacto de persona a persona, por lo que deben mantenerse las recomendaciones generales relativas a cualquier otro lugar.

2.-Aunque actualmente no existen datos de la persistencia del SARS-CoV-2 en agua de mar, el efecto de dilución, así como la presencia de sal, son factores que probablemente contribuyan a una disminución de la carga viral y a su inactivación por analogía a lo que sucede con virus similares.

3.-Aunque no existen estudios sobre la prevalencia de virus en la arena presente en playas o riberas, la acción conjunta de la sal del agua de mar, la radiación ultravioleta solar y la alta temperatura que puede alcanzar la arena, son favorables para la inactivación de los agentes patógenos.

4.-No es recomendable la desinfección de los suelos de espacios naturales con los procedimientos habituales para espacios públicos urbanos.

5.-Las playas y riberas pueden ser infectadas por las masas de agua contiguas (mar, río, etc.) en las que se han vertidos aguas fecales. La probabilidad de que arenas o tierras infectadas alcancen las manos y posteriormente boca, nariz u ojos de algún bañista es baja pero no inexistente.


Atendiendo a los informes científicos es palmario que la desinfección de los arenales propuestos por la Junta de Andalucía es inútil frente al Covid19, es dañino para el ecosistema y su biodiversidad, e incluso puede resultar peligroso para la salud de las personas por tanto la normalidad sería no proceder a la desinfección del litoral como encomienda la Junta de Andalucía, y sin embargo, procedería precintar las zonas de efluentes de aguas fecales/pluviales, de las que desgraciada e ilegalmente aún tenemos muchas por toda la costa andaluza, y prohibir la estancia en la superficie de la lámina de arena que haya sido expuesta a dichas aguas a través de los efluentes, ya sean ríos, arroyos, riachuelos o aliviaderos.

Aunque seguramente nunca se realice dicha acción recomendada, porque algunas de las playas con vertidos, incluso tienen concedidas banderas azules, Q de calidad, y certificados AENOR, por lo que dicho precinto significaría aceptar desde las diferentes administraciones, que se incumplen las leyes, además de poner en entredicho las fórmulas concesión de tales estandartes.

Ni siquiera la pandemia ha sido capaz de poner a la altura a nuestra clase política, para que la toma de decisiones sea siempre por el bien común, del entorno y pensando en las futuras generaciones que pisarán esta tierra.




viernes, 3 de julio de 2020

EL 27 DE MAYO CONSUMIMOS TODOS LOS RECURSOS NATURALES DISPONIBLES PARA EL 2020


(Artículo publicado en La Voz del Sur el 28 de mayo de 2020)

En mayo en España ocurrieron muchas cosas, seguro que estuviste informado de los nuevos casos de la pandemia, de los debates políticos, de cuándo podría pasar de fase tu territorio en la desescalada, pero además en España pasó una cosa que quizás pasó inadvertida.

El 27 de mayo 2020 tuvimos el dudoso honor de acabar con todos los recursos que la naturaleza es capaz de regenerar en un año en España.



¿Y eso qué significa?

Significa que en menos de 5 meses, en España hemos agotado nuestro presupuesto ecológico de todo el año, y que a partir de ahora gastaremos un capital natural que ya no se podrá regenerar.
Por tanto, a partir de hoy estamos generando una deuda ecológica que será contraída por las siguientes generaciones.

Todo lo que consumamos a partir del 27 de mayo será un bocado que alimente nuestro consumo presente, abocando a nuestros hijos y nietos a disponer de cada vez menos bocados en su presente del futuro.

Todo ello se mide en base a un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos, la denominada huella ecológica.

A nivel global, en el año de mi nacimiento, 1966, la humanidad consumía alrededor de dos tercios de los recursos naturales disponibles en todo el Planeta.

El año 1986 fue el último año de equilibrio entre lo que consumimos y dicha regeneración propia.
A partir de ahí la cuenta regresiva da escalofríos sólo de escribirla:
En el año 2000 consumimos los recursos disponibles el día 1 de octubre.
En 2014 el 19 de agosto.
En 2019 el 27 de julio.

Y este año 2020, aún a pesar de las medidas de confinamiento por medio mundo que han disminuido el consumo en el primer semestre, se prevé que llegará aún antes.

Si todos los habitantes del planeta consumiesen como en España, necesitaríamos 2,5 planetas para satisfacer las demandas, y si todas las personas optasen por el modo de vida de los Estados Unidos, se necesitarían 5 planetas a nuestra disposición.

Es palmario que la vuelta a la normalidad no puede ir por el mismo camino, con los mismos objetivos, y similares condicionantes, de hacerlo cometeríamos un error tan grave como imperdonable, porque si algo nos ha enseñado la pandemia es que ante hechos insospechados hemos reaccionado con celeridad y urgencia, poniendo a la ciencia y su saber al mando de las decisiones.

Por tanto ante realidades que desde el mundo científico, social y político se llevan años investigando y documentando, tenemos todas las opciones para dar respuestas firmes y ambiciosas antes que sea demasiado tarde.

La organización Global Footprint Network (GFN) calcula que si cada año consiguiéramos atrasar 5 días el Día de la Sobrecapacidad, en 2050 se podría volver a vivir dentro de los límites del planeta.

Como no hay planeta B, (y ni mucho menos cinco), debemos actuar ya y no esperar a que el colapso nos golpeé, buscar modelos alternativos hacia una transición urgente y justa de la economía, desde el modo de alimentarnos, desplazarnos, consumir, producir energía, hasta cerrar el círculo en una sociedad de residuos cero, conseguirlo será un reto que nos atañe a todos, gobiernos, administraciones, empresas, colectivos, sindicatos, individuos,…, todos podemos hacer algo y cuanto antes lo hagamos, más barata será la cuenta a pagar por ello.

No hacer nada (o hacer lo mismo) ya no es una opción a elegir.


miércoles, 27 de mayo de 2020

SEAMOS ABEJAS


(Publicado en La Voz del Sur el 14 de mayo de 2020)

Esta es la verdadera historia de cómo se produce el cambio de lugar de un enjambre de abejas, tal y como los estudios científicos han demostrado, y así se relata en la serie Cosmos, de donde está basado este artículo.

Las abejas pueden hacer precisos cálculos matemáticos para encontrar la flor que le alimente mejor, y han creado un lenguaje para comunicarse basado en movimientos precisos y certeros, que utilizan para informar a las demás exactamente dónde se encuentra el alimento, utilizando al Sol como brújula.

Y ese mismo lenguaje lo utilizan en sus debates políticos para la toma de decisiones por consenso.

En momentos en los que nuestras democracias pasan por un delicado momento y se sostienen por una fina cuerda, echar un vistazo al trabajo en una colmena no es baladí.

La colmena no establece jerarquías, la reina no es una monarca absolutista, su papel es meramente reproductivo y cualquier abeja hembra, y la mayoría los son, puede ascender al trono con la comida adecuada.

Cuando la temperatura aumenta y los árboles empiezan a florecer, transfiere su cetro a una nueva generación de reinas, cosa que ocurre al final de la primavera o principios de verano, cuando la mitad de las abejas de la colmena están más inquietas y sienten que deben abandonar la colmena madre y crear otra nueva.

Pero se necesita valor para irse de casa y lanzarse a lo desconocido, por tanto la búsqueda del nuevo hogar se torna en un ejercicio arriesgado, y para ello las abejas tienen un protocolo.

Las exploradoras inician las misiones de reconocimiento analizando los árboles del bosque en un radio de 5 km para establecer el mejor lugar para su nuevo hogar, asegurarse que dispone de las dimensiones exactas de altura, anchura y profundidad, es fundamental para que en el siguiente invierno no muera la colmena completa.

Cuando vuelven todas las exploradoras, las abejas celebran su asamblea anual, cada exploradora presenta sus argumentos a favor del mejor sitio que ha descubierto, usando su lenguaje del movimiento para promocionar el hogar que ha elegido entre las demás.
Cientos de exploradoras promocionan su lugar preferido, por lo que al principio hay división de opiniones ya que cada participante atrae a su propio grupo de seguidoras.

En nuestras conferencias políticas las personas suelen mentir, nos presionan apelando a nuestros miedos, a nuestros enemigos y la búsqueda constante de culpables, pero las abejas no se pueden arriesgar a eso, ellas al igual que nosotros, saben que el futuro depende de ver la realidad tal como es, pero por alguna razón a los humanos se nos manipula y engaña fácilmente, las abejas sin embargo tienen que ajustarse a los hechos, deben ser precisas, sin alabanzas en exceso, actúan como si comprendieran que la verdad importa, que no se puede engañar a la naturaleza, algo que no se estila en nuestras decisiones políticas como especie.

Se ha descubierto recientemente que cada abeja exploradora tiene un hogar ideal en mente, como nos pasa a los humanos, por eso las demás exploradoras del enjambre no se fían a pies juntillas y van a ver el lugar para realizar un estudio independiente, el escepticismo en este caso es un mecanismo de supervivencia.

El resto de exploradoras, si el nuevo hogar propuesto es óptimo, se añaden a la que dio las coordenadas precisas, y vuelven al enjambre para indicar con sus movimientos que es idóneo. Así las exploradoras son las primeras que llegan a un consenso, realizando todas al unísono el mismo baile, intentando con ello convencer al resto del enjambre.

Sin engaños ni violencia, sin acuerdos fraudulentos, teniendo la supervivencia como objetivo primario, diciendo siempre la verdad, todas las exploradoras realizan la misma danza, y en ese momento el enjambre completo se traslada de un solo viaje al nuevo hogar.

Quizás debamos replantearnos, si somos la especie dominante en este planeta, cual debe ser nuestro modelo de sociedad, nuestros valores fundamentales y cómo gestionar nuestra relación con el resto de especies y naturaleza, para conseguir que al menos, seamos una de sus especies en el futuro.









jueves, 7 de mayo de 2020

Renta Básica Universal e Incondicional


(Publicado en La Voz del Sur el 23 de abril de 2020)

Mucho se lleva hablado de la propuesta estrella del gobierno para “combatir”, lenguaje bélico que tanto me disgusta, la emergencia social producida por COVID19.

Esa “cooperación” (me gusta más este término) entre Estado y ciudadanía confinada sin acceso al empleo, bien por despidos y autónomos de baja previos al suceso, parados de larga duración, y otra infinidad de supuestos, se van a ver compensados por algo llamado Ingreso Mínimo Vital.

¡¡Qué bien!!...o quizás no tanto.

Mucho llevo comentado en artículos previos, sobre las propuestas que desde EQUO Verdes tenemos para hacer frente al colapso social que se intuye, y una de las que he repetido en varias ocasiones es la instauración de una Renta Básica Universal Incondicional.

Muchos autores llevan años explicando minuciosamente en qué consiste, cual sería su cuantía, cómo se abordaría el proceso y la cuantía de su puesta en marcha, pero en este artículo voy a intentar explicar sin profundizar, los conceptos de tal propuesta.

Renta, como bien indica la palabra, es una asignación dineraria que toda persona recibiría mensualmente.

Básica, el objetivo es cubrir las necesidades primarias de toda persona, techo, suministro de agua, alimentación y energía.

Universal, incluye a todas las personas que vivan en el lugar de su implantación.

Incondicional, no tiene en cuenta parámetros económicos, familiares, ni de ningún otro tipo.

Llegados aquí el lector seguro tendrá preguntas, sobre su cuantía unitaria, su método de implantación, el coste presupuestario, etc, pero la pregunta clave es, ¿La Renta Básica Universal Incondicional es una prestación más?

Y la respuesta clara es NO, no se trata de las obligaciones que como país firmante de la Carta Social Europea tenemos adquiridas para erradicar la pobreza, y que sistemáticamente se están derivando hacia las comunidades autónomas para la gestión e implantación de la Renta Mínima, ni tampoco la propuesta del gobierno atiende a dicho requisito con el Ingreso Mínimo Vital, porque toda prestación no contributiva (como es el caso) contiene varios errores de concepto, no cubre el riesgo de pobreza, su gestión burocrática es interminable por adolecer el sistema de funcionariado suficiente para cumplir los plazos de respuesta que la propia administración regula por ley (en Andalucía se están gestionando ahora las solicitudes ¡¡de junio 2019!!), estigmatiza a quienes lo solicitan debiendo demostrar fehacientemente que son pobres dentro de los pobres, y excluye a los perceptores de los subsidios de la posibilidad de encontrar un empleo, precario y temporal en la mayoría de los casos, que les excluiría automáticamente de las ayudas concedidas sine die.

Entonces si la RBUI no es una prestación no contributiva, ni un subsidio, ni una ayuda, ¿qué es? Es un DERECHO que como tal debe desarrollarse en ese entorno.

Como Renta que es debe abonarse mensualmente en la cuenta de la persona, como es Básica debe establecerse una cuantía que podría ser la actual base que regula los subsidios (el 80% del congeladísimo IPREM) o bien un 75% del SMI (cifra que estaría más cercana al objetivo firmado en la Carta Social Europea), como es Universal todas las personas tendrían el mismo derecho al igual que tenemos el derecho a una sanidad pública que nos atienda desde el nacimiento hasta el fallecimiento, y como es Incondicional la cobrarían los ricos, los pobres, los de en medio, altos y bajos, rubios o morenos.

Al ser un Derecho evitamos las situaciones antes mencionadas con el actual (y parece futuro cercano con el Ingreso Mínimo Vital) sistema de subsidios, nadie tiene que demostrar que es pobre, se acaban mecanismos clientelares desde los gobiernos, desaparecen las interminables jornadas y horas de trabajo de los funcionarios gestionando documentos que pueden aprovechar a realizar otras tareas necesarias en la administración, y termina la disyuntiva entre la búsqueda activa de empleo versus el cobro del subsidio porque ambos son compatibles y suman a la ecuación final generando una vida más digna.

Quizás si ha llegado el lector hasta aquí podrá seguir pensando que es inasumible para las arcas del Estado, para lo cual le conmino a leer cualquier artículo de Daniel Raventós, y verá que es económicamente posible, si lleva aparejado un profundo cambio en la fiscalidad claro, porque resulta evidente que el presupuesto asigando debe salir de algún lugar.

Pero no se preocupe el lector, la RBUI es un factor positivo económicamente al 70% de la población, un 20% se quedaría igual y un 10% (todo ello cifras aproximadas leyendo a varios autores) son los que contribuirían más a su implantación, pero al fin y al cabo, ¿No nos dijeron que vivimos en una sociedad progresiva fiscalmente, y que el que más tiene más debe aportar?

En mi opinión la voluntad política es la clave en la implantación de una Renta Básica Universal Incondicional, porque las partidas presupuestarias ¡están para hacer política señoras y señores!

No había dinero para sanidad pero sí lo había para rescatar al sector financiero, hay dinero para comprar material bélico pero no para material sanitario, es falso, hay presupuesto para lo que se quiere desarrollar, y se demuestra en esta crisis, si hasta las reglas de gasto público ¡se han disuelto en el café de Bruselas!

Imaginen que la sanidad no es un derecho, sino una prestación, usted llega al médico y en vez de preguntarle qué le ocurre empieza a preguntar si está activo laboralmente, si no lo está cual es su situación en el SAE, si está de alta en una prestación contributiva (cobrando paro o pensión), o bien en una asistencial ( subsidio, Renta Mínima, Renta Activa de Inserción, pensión no contributiva), o directamente no está (economía sumergida), y a partir de ahí, antes de atenderle le solicita documentación fehaciente de su “status”, para saber qué tipo de pruebas médicas tiene cubiertas y cuáles no, y además le invita a esperar en su domicilio la respuesta de la administración en un par de meses, para que dependiendo de su situación, le prescriba un analgésico, una radiografía, o un examen completo.

Esto es lo que ocurre cuando se convierte un derecho (vivir una vida digna) en una mercancía de clientelismo político.

Las grandes crisis como la actual son momentos de oportunidad, y son también momento para las grandes decisiones. Implantar ahora un sistema de Renta Básica Universal Incondicional supondría completar el sistema de protección social en España, eliminando costes burocráticos, garantizando una renta para todos los hogares, y lo más importante, pensar que la protección social debe dejar de tener un enfoque asistencial y pasar al de los derechos, un salto cualitativo más que cuantitativo.


domingo, 3 de mayo de 2020

CÓMO PASAR DE LA AMENAZA A LA OPORTUNIDAD, READAPTEMOS EN VERDE LA SOCIEDAD

(Publicado en La Voz del Sur el 9 de abril de 2020)

Mis dos últimos artículos se basaban en la conveniencia de repensar el modelo de sociedad que nos ha traído hasta aquí, y observar desde la reflexión cómo podríamos evitar volver a la anormalidad anterior y conseguir un equilibrio con la naturaleza como seres ecodependientes que somos, y fortalecer nuestra empatía con los demás como seres interdependientes que también somos, consiguiendo establecer unos lazos que nos hagan más resilientes ante las siguientes amenazas que están frente a nuestro horizonte cercano, la crisis económica, energética, ecológica y climática.

Sigamos avanzando en su desarrollo, ya que en mi opinión, si ahora caminamos sendas inexploradas, el próximo otoño, allí por octubre o noviembre, andaremos aún más perdidos si no tomamos buena cuenta, ya que el virus para entonces, habrá dado la vuelta al invierno del hemisferio sur, con pocos tratamientos ni hospitalizaciones en regiones con sistemas sanitarios públicos muy mejorables, y con millares de contagiados más en el planeta.

Si las curvas de contagio en el hemisferio sur se disparan en su invierno, nos deberían alertar y prepararnos para ello. Para entonces el conocimiento del virus será mayor, los medicamentos para atenuar sus efectos también, quizás (aunque lo dudo) tengamos ya una vacuna, todo ese escenario de investigación que se está desarrollando a marchas forzadas sin duda nos tendrá mejor preparados, doy por descontado que los presupuestos para la sanidad pública aumentarán, y se dotará con más medios técnicos y humanos que provean de una respuesta mejor y más ágil ante cualquier nueva mutación que pueda de nuevo convertirse en seria amenaza sanitaria, en la segunda ola de la pandemia.

En este posible escenario, la vuelta a la normalidad que tanto se augura y desea por la ciudadanía y los poderes políticos y económicos, no sólo se convierte en quimera, sino que además no es en absoluto deseable, sobre todo a corto plazo, ya que el levantamiento de ciertas medidas de contención y confinamiento, además de producirse de manera muy gradual en el tiempo, con muchas medidas paralelas de control, dejará restringidos los vuelos durante el verano, tanto de entrada y salida, los puertos y puestos de control aduaneros, el comercio internacional e incluso los desplazamientos fuera de nuestros domicilios pero dentro del país, estarán o deberán de estar muy acotados, si no queremos que la segunda ola sea aún peor que la primera.

Por tanto impulsar mecanismos que no sólo sirvan como receta coyuntural, sino que desarrollen un cambio estructural que ofrezca respuestas en el presente, pero sobre todo en el futuro cercano y no tan cercano, es la gran oportunidad y enorme responsabilidad que tenemos ahora mismo Verdes EQUO.

Siempre bajo el prisma de la readaptación verde de la sociedad que contiene la premisa inicial de mejorar la sociedad entre seres ecodependientes e interdepedientes, va a implicar de inmediato otra manera de gestionar los recursos económicos, energéticos, materias primas, residuos, mano de obra, industria, investigación. educación y formación, desde una perspectiva ecológica, feminista y pacifista de todos ellos, aunando voluntades que cuidando de las personas ponga la vida en el centro, toda la vida, y desde la colaboración y la equidad, sostenga en equilibrio el reparto de empleo, de los recursos, del capital y de la producción, de la naturaleza y biodiversidad, desde el presente hacia el mañana, por tanto valorizar el legado que ofrecemos a las siguientes generaciones, es también obligado y para ello crear el ministerio de las generaciones futuras es un buen ejemplo al que acogernos, ministerio por donde todas las medidas del resto deberían pasar antes de elevarse a rango de ley, medida que debe replicarse en las competencias autonómicas con la creación de una Consejería de similar grado, que evalúe por ejemplo, los efectos del decreto ley que la Junta de Andalucía en pleno confinamiento ha aprobado, cambiando 21 leyes y 6 decretos, anulando requisitos, estudios previos, impactos ambientales, licencias de obras, de un sinfín de actividades empresariales, que van en dirección opuesta a las Directivas Europeas y a los acuerdos firmados por el estado español en la COP21 de París.

La instauración de la Renta Básica Universal es elemento indispensable en la soberanía económica y un ladrillo fundamental que construyen un sólido muro de resiliencia, entendida como un derecho ciudadano que cubra los mínimos vitales que necesita una persona, reconociendo aquellas labores de cuidados que son tan necesarias como poco reconocidas monetariamente, ofreciendo a las personas una libertad de elección en la actividad laboral sin estar condenadas a la sumisión de contratos precarios o labores que destruyen medio ambiente y seres vivos (incluido el ser humano), proporcionando tiempo vital para desarrollarnos en plenitud desempeñando tareas poco reconocidas en ámbitos profesionales como el arte, música, pintura, escultura, escritura, y cambiando el paradigma actual de la acumulación infinita, por el de la austeridad (no el falso austericidio invocado en 2008) dentro de un sistema planetario y biodiverso finito.

Además las actuales ayudas, subsidios, becas, y demás, conllevan en la práctica un ingente trabajo de gestión en las administraciones que se ahorraría de manera inmediata con la Renta Básica Universal, a la par que evita la inevitable picaresca para ser concedidos por aquellas personas solicitantes que se encuentren en los umbrales límite en los que se encorsetan legislativamente.

Transitar desde una ayuda económica vista bajo el prisma de limosna, al concepto derecho universal, mejoraría tanto su eficacia como su gestión.
Vivir mejor con menos, pero siempre con lo indispensable cubierto, un cambio estructural posible desde la situación coyuntural presente.

Si ello es importante, estamos viendo que la soberanía energética es otro ladrillo que construye fortalezas para aguantar los embates de las crisis, máxime con los precios del petróleo por los suelos, precursores de una crisis de escasez energética este verano.

Por ello impulsar desde las administraciones la creación de una enorme red distribuida de producción energética en nuestros tejados, aprovechando nuestros recursos naturales renovables, se antoja urgente y necesario.

Cada día que pasa sin instalarse esa red, se pierde energía, empleo y se malgastan recursos importando gas y petróleo que podrían dedicarse para subvencionar el nuevo modelo energético limpio, saludable, barato y eficiente que necesitamos y que proporciona empleo local en su desarrollo y mantenimiento.

En paralelo la creación de empleo en el sector de la construcción consiguiendo que nuestros edificios sean más eficientes y necesiten menos energía para estar calientes en invierno y frescos en verano puede generar nuevos nichos de autónomos y Pymes.

Es el momento del cambio del tejido productivo, de los empleos verdes y dignos, de la defensa de los circuitos cortos de producción y consumo que nos vacunen contra nuevas crisis, y llenen la España vaciada de agroganaderos ecológicos y extensivos que nos alimenten, y que a través de la PAC se fortalezca la soberanía alimentaria local frente a las enormes distancias que ahora recorren nuestros alimentos en pos de una mayor productividad y beneficios económicos para unos pocos que encima no cultivan nada.

También, en el ocaso del monocultivo del turismo, que tardará y mucho en llegar a las cifras previas a la crisis sanitaria, si es que llega algún día, deben aparecer empleos locales en diferentes áreas,

Desde la minería urbana que extraigan valiosos recursos de los aparatos que ya no se puedan usar, la reparación de todo tipo de bienes de consumo para alargar su vida útil acabando por ley con la obsolescencia programada, el aprovechamiento de nuestros residuos orgánicos a través del compostaje, aminorando con ello las tasas de basura de los contribuyentes que más y mejor separen, así como replantear los huertos urbanos en todas las zonas verdes de nuestras ciudades, como antídoto local y saludable a los mercados de alimentación lejanos, en muchos casos con sustancias desconocidas en sus alimentos, y en otros prohibidas en Europa.
Además poner en marcha a nivel nacional un sistema de retorno de envases es urgente para aprovechar materias primas que ya no podrán ser producidas a millones a diario.

El consumo del agua es crucial ante la siguiente crisis que se avecina, y ningún gobierno podrá decir que no supo adelantarse a los acontecimientos por súbitos y desconocidos, de hecho la comunidad científica lleva 30 años alertando de las consecuencias del cambio climático, y la falta de recursos hídricos es unánime en su seno y sus recomendaciones de eficiencia y aprovechamiento máximo en la gestión, depuración y uso circular de los terciarios, mantenimiento de caudales saludables en ríos y lagos, y calidad del recurso evitando depositar residuos sin depurar en sus cauces.

Sin embargo seguimos apostando por el regadío de manera intensiva incluso en áreas de secano, desecamos acuíferos incluso en zonas con máxima protección administrativa como las Tablas de Daimiel y Doñana, y mantenemos la venda en los ojos promocionando el cuidado de césped en urbanizaciones, campos de golf, parques públicos y rotondas por toda Andalucía.

El cambio de movilidad se antoja así mismo urgente repensar, no es posible seguir moviendo vehículos, materias primas, bienes elaborados y personas como si no hubiera un mañana. Las limitaciones de movimiento deben tener la contrapartida con más y mejor transporte público, asequible, con mayor frecuencia y más recorridos, la red ferroviaria convencional debe ser el punto de partida para muchos desplazamientos, los trenes de cercanías, así como el cabotaje entre ciudades litorales con barcos, y por supuesto, viajar en vehículo privado deberá realizarse con las plazas ocupadas, al menos dos.

Y devolvamos el espacio a los peatones y bicis en las ciudades, a los niños y niñas, para jugar y hacer deporte, donde convivir será mejor sin humos ni ruidos, ayudando a conocernos más y mejor y por tanto ser más resilientes como comunidad. Las calles ahora vacías de vehículos son más humanas, mantengamos ese estatus en algunas una vez pase el confinamiento, y ayudemos con ello al pequeño comercio local que subirá las ventas de manera automática en las zonas peatonalizadas como ya ha ocurrido donde se ha llevado a cabo.

Todo ello genera empleo local y nos ayuda a combatir la gran ola de la crisis climática, tsunami que llegará con mayor o menor virulencia dependiendo de las acciones que ahora llevemos a cabo.

Todo lo anterior conlleva un enorme cambio en la fiscalidad, porque no sólo basta con que aporte más quien más tenga, sino que se acabaron condonaciones de impuestos a través de SICAVs, de paraísos fiscales y contabilidades paralelas, de mecanismos de descuentos en seguros sociales sólo para grandes empresas, de impuestos de sociedades menores que para las rentas del trabajo, de vista gorda en delitos ambientales permanentes y continuados…

Propuestas para vivir mejor con menos, de una manera más cercana, colaborativa, igualitaria, empática.

Todas las tardes a las ocho, se demuestra que juntos y juntas somos más fuertes, resistentes, felices, y que en momentos de amenaza, la solidaridad es una cualidad humana que florece y se arraiga.

Preparémonos para un mundo nuevo, seamos actores y actrices principales de esta readaptación verde de nuestra sociedad.

jueves, 30 de abril de 2020

VOLVER A LA NORMALIDAD, ¿ES LO MAS NORMAL?

(Publicado en La Voz del Sur el 26 de marzo de 2020)

En estos momentos en que todos los esfuerzos se centran en atender a la salud de las personas, no está de más recordar de dónde venimos, y porqué, aún siendo bueno el sistema sanitario español, no está mejor preparado.

De aquellos lodos en forma de recortes, a golpe de decretos, leyes y (des)regulaciones, desde el cambio del Art 135 de nuestra “inviolable” Constitución en agosto de 2011, con la receta de privatizaciones en los sectores públicos, llegan estos barros en forma de falta de camas hospitalarias e insuficientes medios materiales y humanos en la sanidad pública, y Ertes enviando al desempleo a trabajadores de la sanidad privada por falta de demanda sanitaria en estos días.

Una vez más observamos el ya famoso ejercicio de la socialización de pérdidas frente a la privatización de los beneficios, junto a la no menos célebre frase de “son los mercados, amigo”.

Distopía cruel hecha realidad, para todos aquellos que apostaron y siguen apostando (que es lo peor) por el sálvese quien pueda,…, en diferido. Y tienen encima la poca desvergüenza de pedir más recursos, ahora que no les llega la camisa al cuello.

Andalucía que sigue el mismo dictado político que España hace 9 años, deberá reflexionar al respecto, y pedir responsabilidad a quién realmente la tiene, y algo de autocrítica, tampoco estaría de más...creo.

Decíamos la semana pasada que vivimos momentos de clara amenaza, pero que también son momentos de enormes oportunidades que debemos saber aprovechar.

En estos días transcurridos desde mi anterior artículo, se han realizado anuncios muy parecidos por parte del gobierno de España y otros estados, de la Comisión Europea, del BCE, del FMI, con un denominador común en todos ellos, “se va a combatir esta crisis con todo lo que haga falta, cuándo haga falta y dónde haga falta”.

Y ese “todo lo que haga falta”, ha venido acompañado de declaraciones, cada cual mas millonaria que la anterior (ya he perdido la cuenta de la suma de todas ellas), sobre las cantidades de dinero que se van a poner en manos de las personas más vulnerables primero, de la ciudadanía, de pymes y empresas, de entidades financieras y de todo aquel que las requiera.
Ya no hay regla de gasto, ni obligación de cumplir porcentajes del déficit, ni cortapisas para aumentar la deuda (que ya era una obligación de pago para las generaciones venideras y las que ellas engendren), ahora, de repente, todos los organismos y sus herramientas se ponen y disponen al servicio de una vuelta a la normalidad urgente.

Pero, ¿qué significa volver a la normalidad?

No soy de dar demasiadas cifras pero me parece esta vez indispensable.

Más de cuatro millones de muertes prematuras anuales en 2019 en todo el mundo, estuvieron relacionadas directamente con la contaminación ambiental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El voraz impacto de la sequía, combinado con persistentes conflictos bélicos, llevará según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU durante el 2020 (antes de la irrupción del coronavirus), a situaciones de hambruna al menos a 50 millones de personas y ha elaborado una lista sobre “los puntos críticos del hambre” que requerirían una respuesta de la comunidad internacional para evitar muertes, de más de 10.000 millones de dólares (comparen con las cifras presentadas al rescate de nuestras economías) para financiar las operaciones en un total de 80 países.

Enfermedades como el cólera se llevaron la vida de 3000 personas en 2019, el sarampión otras 140.000, la malaria sesgó la vida de 405.000 almas y la diabetes produjo en 2015 1,6 millones de muertes y 2,2 millones en 2012, todos datos de la OMS.

Lo de las guerras es ya punto y aparte, porque además de ser difíciles de cuantificar sus bajas, por datos sesgados de muchas noticias, el sufrimiento es doble por el número de desplazados hacia campos de refugiados, que hace mucho sobrepasaron sus límites por todo el planeta.

No sé si volver a la normalidad conllevaría el aumento de esta casuística de datos, de lo que estoy seguro es que la destrucción ambiental debe contribuir en su medida, para volver a dicha normalidad.

Los millones de hectáreas incendiadas en 2019 en todo el mundo que generaron en 2019 un total de CO2 equivalente a 19 veces las emisiones totales de España en un año, destruyendo ecosistemas y vida salvaje en el Amazonas, Australia, Siberia, California y un largo etcétera de regiones del mundo, parecen ya olvidados.

Las inundaciones por doquier, la DANA que apagó la vida del Mar Menor, el aumento de frecuencia y virulencia de huracanes y temporales, deben ser parte de esa “normalidad”.

Las miles de hectáreas de selvas destruidas para el monocultivo de la palma, cuyo aceite nos alegra el paladar en occidente, debe continuar tragando más selva para continuar la “normalidad” de nuestros alimentos.

El millón de especies en peligro de extinción anunciado en 2019, que incluye a nuestras queridas abejas, maltratadas por herbicidas químicos utilizados en la industria que nos alimenta, debe estar dentro de lo “normal” para nuestros gobiernos.

Los 33 millones de euros en sanciones a España por verter aguas sin depurar en nuestros ríos y mares, ya es algo “normal”, que duda cabe.

Podría seguir con múltiples ejemplos de lo que hemos considerado normal durante décadas, pero si para algo debe servir esta crisis sanitaria es para reflexionar sobre la crisis de la sociedad en su conjunto, acostumbrada a acaparar recursos, destruyendo personas y naturaleza.

Si una gran enseñanza nos proporciona esta crisis es que el sistema capitalista cuando funciona devora recursos naturales destruyendo nuestro soporte vital, y cuando no funciona destruye personas y empresas.

Hay otra manera de gestionar nuestra sociedad, desde una perspectiva ecológica de la economía, que cuidando de las personas ponga la vida en el centro, toda la vida, y desde la colaboración y la equidad, sostenga en equilibrio el reparto de empleo, de los recursos, del capital y de la producción.